Economía verde y cambio cultural


Documento borrador
Diálogo Académico Político Rio +20
Partido Verde, Junio 4 y 5 2012, Auditorio Alfonso Palacio Rudas
Universidad Piloto
Por: Carlos Hildebrando Fonseca

El Partido Verde de Colombia considera importante e impostergable profundizar  la discusión de los temas que se abordarán en la Conferencia de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible RIO +20, en especial los referentes a la “economía verde” y la institucionalidad para la lucha contra la pobreza y desigualdad a nivel mundial, en el marco del desarrollo sostenible y en un entorno internacional de cambio climático y  globalización de los mercados. La  agenda nacional está comprometida con temas y avances difíciles en equidad y reparación como las leyes de tierras y victimas, a la par  con   las “locomotoras” del crecimiento; La gestión ambiental es por lo tanto compleja y requiere de mucho trabajo, coordinación y sobre todo claridad conceptual del beneficio colectivo en el largo plazo. Acorde con nuestros valores, con la Carta de la Tierra  y la Resolución Dakar 2012 de los “Global Greens” ofrecemos algunas propuestas y reflexiones, así como preguntas y dudas al gobierno nacional.

El Contexto Internacional
Un breve repaso de la historia ilustra el camino. Las conferencias mundiales sobre ambiente y desarrollo permiten identificar claramente la coyuntura actual: La primera de ellas,  La “conferencia mundial del medio humano”, en Estocolmo en 1972, fue antecedida por el libro “la primavera silenciosa” de Rachel Carlson, quien  encontró que algunas de las especies de aves migratorias estaban afectadas profundamente por el DDT , que debilitaba la cascara de sus huevos hasta hacerlos inviables y no alegraban ya con sus graznidos el horizonte cuando volaban en bandadas hacia el sur y por otro documento,  el informe “los límites del crecimiento” de los esposos Meadows de MIT (1967-68) y los ejercicios de Forester, que sustentaron las discusiones profundas del Club de Roma acerca del futuro de la Humanidad. Los modelos de simulación de Forester y de los Meadows planteaban escenarios preocupantes. Ambos documentos  generaron una polaridad fuerte en un  mundo que estaba eufórico por la “conquista” de la luna el 20 de julio de 1969 y consideraba que la tecnología superaría muchos de los problemas, entre ellos los ambientales.

 Posteriormente, la Cumbre de Rio 92, antecedida apenas por tres años por la caída del mundo de Berlín, lo cual cambiaba la historia de la bipolaridad política entre el capitalismo y el socialismo, logró, en el  marco del capitalismo, proponer el desarrollo sostenible, en el cual las “responsabilidades compartidas pero diferenciadas” permitirían superar la pobreza con fórmulas de mercado. Esta visión, que ha predominado en todas las reuniones mundiales de Naciones Unidas sobre la discusión ambiente y “desarrollo”, logró  dos convenios vinculantes: el de cambio climático y el de biodiversidad y dos acuerdos no vinculantes, en el tema de bosques y de la Agenda 21.

Sin embargo, “el fin de la historia” no fue tan evidente, pues los avances reales han sido muy discutibles e incluso son un retroceso. Hoy, al usar de nuevo estos modelos de simulación, con la información actual, el panorama es mucho más crítico, como se aprecia en la  grafica siguiente, en la cual la población sigue creciendo a tasas muy altas hasta alcanzar 9 billones en 2050; la producción industrial, asociada a la promoción del consumo sin límites, sigue creciendo vertiginosamente mientras los recursos naturales no renovables declinan también a gran velocidad y la contaminación crece a tasas muy altas. Los alcances logrados están lejos de las expectativas. Karpensky y su equipo de la Universidad de California en Berkeley, señala recientemente (2012) que podemos estar cerca de comportamientos no lineales de la naturaleza, que tendrían consecuencias mucho mas complejas que las que prevemos normalmente.

 En cuanto a cambio climático las últimas estadísticas revelan cifras más preocupantes puesto que ni los países mas productores de gases de efecto invernadero como los Estados Unidos firmaron el protocolo de Kyoto de 1997 ni otros que han aumentado vertiginosamente sus contribuciones, como la China,  han avanzado significativamente, aunque es necesario reconocer que los países “emergentes” han aprovechado las nuevas tecnologías como energías solar y eólica y exhiben hoy un porcentaje importante de instalaciones de este tipo. En el caso de la biodiversidad la situación también es muy preocupante; Los bosques siguen un ritmo de deforestación crítico y la agenda 21, que  reunió los temas de control de contaminación, de gestión urbana sostenible y de las acciones sectoriales necesarias para construir una civilización más duradera y justa, tampoco avanzó radicalmente, aunque se encuentran algunos ejemplos importantes de éxito y compromiso, entre ellos los Europeos en energías “limpias” y últimamente en China.


Es a partir de esta agenda 21, por lo menos parcialmente, sobre la cual Colombia propone los Objetivos del Desarrollo Sostenible en complemento de los Objetivos del Milenio ante una cumbre RIO + 20,  en un contexto muy difícil, como lo demuestra la crisis económica y financiera europea actual, la desaceleración del crecimiento de China y las dificultades políticas norteamericanas; es importante e inaplazable reflexionar cómo el modelo de la primacía sin límites del mercado como motor del “desarrollo” ha llevado a excesos de consumo y de los actores financieros, que resultan en un grave desbalance mundial. La degradación ambiental asociada al cambio climático y la crisis financiera y económica de los últimos años, generan una situación muy preocupante.


La propuesta Colombiana
Los objetivos del milenio fueron 8: Erradicar la pobreza extrema y el hambre; lograr la enseñanza primaria universal; promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer; reducir la mortalidad infantil; mejorar la salud materna; combatir el VIH_SIDA, el paludismo y otras enfermedades; garantizar la sustentabilidad ambiental; fomentar la asociación mundial para el desarrollo. La Cumbre Rio+10 en Johannesburgo 2002 y la de Durban Suráfrica renovaron los compromisos, pero los avances fueron totalmente marginales. La propuesta Colombiana de renovar compromisos con Objetivos de Desarrollo Sostenible, en el marco de la discusión de la “economía verde” en la lucha por erradicar la pobreza y avanzar en el desarrollo sostenible, debe enfocarse en objetivos posibles y a la vez de gran impacto, que permitan por lo menos mantener las expectativas de negociaciones futuras que conduzcan a verdaderos cambios.

La revisión de las diferencias entre países, que han imposibilitado los acuerdos y avances reales  en el proceso iniciado en 1972, evidencia que se mantienen las mismas posiciones desde hace muchos años atrás: mientras que los estados industrializados, de alto ingreso per cápita, rechazan el lenguaje de los “derechos fundamentales” al agua, a la alimentación, al desarrollo y de la “ justicia ecológica” y la “deuda social”  y defienden las reglas predominantes de mercado y finanzas como mecanismo para alcanzar dichas metas, los países menos industrializados y más pobres  rechazan cualquier condicionamiento proteccionista o ecológico al crecimiento económico a la imagen de los países más poderosos y un grupo mas pequeño,  aunque relativamente creciente, insiste en el cambio de modelo económico.  Es decir, que la mayoría se aferran al crecimiento que ha resultado en una globalización inequitativa y en un cambio ambiental dañino para todos en el largo plazo. Las crisis económicas recientes de los países de mayor ingreso per capita han detonado críticas fuertes al papel pasivo del estado, que reclaman “mas estado en el mercado y menos mercado en el estado” con diferentes niveles de vehemencia, al ligar los aspectos de la globalización financiera y económica a los del cambio climático y la degradación ambiental.

La Gestión Ambiental Colombiana

La dificultad de negociación del documento de la cumbre actual, “El futuro que queremos”, el cual  solo llevaba,  a principios de mayo de 2012    alrededor de un 5% aprobado y concertado por las pares. Para considerar exitosa la cumbre 2012, es necesario precisar que significa la  economía verde e insistir en el cambio cultural e institucional para el desarrollo sostenible.

La propuesta colombiana tiene sentido pero es muy general. Nosotros creemos que  Colombia debe asumir el liderazgo y  la autoridad moral de contar con ejemplos e indicadores y metas específicas nacionales  para ilustrar el valor de su propuesta, especialmente ante las “locomotoras” del crecimiento nacional, como son la minería e hidrocarburos; la agricultura industrial; la gran infraestructura de conexión a los mercados internacionales; la oferta masiva de vivienda y la promoción de la Innovación. NO debemos olvidar que el Indice de Desempeño Ambiental , medido anualmente por la Universidad de Columbia y Yale, nos degradó del puesto 9º al  27º  precisamente por las consecuencias que se empiezan a apreciar debido a los conflictos entre la minería e hidrocarburos y el ambiente y las comunidades.

Es   necesario reflexionar sobre el modelo de desarrollo que queremos y complementarlo y balancearlo, para superar una visión netamente extractiva , sesgada hacia las exportaciones en el marco del beneficio monetario en el corto plazo, hacia uno de bienestar colectivo en el largo plazo, en el cual los  mercados y necesidades nacionales , la promoción de  los planes de vida de las comunidades y la sostenibilidad integral permitan trascender la visión predominante del desarrollo únicamente como crecimiento económico, cuyos resultados más aparentes son paradójicos y contradictorios: en la época en la cual la humanidad ha avanzado mas en conocimiento e innovación, se presenta un aumento de la desigualdad social y económica y un deterioro crítico y muy riesgoso ambiental, expresado principalmente por el cambio climático. Movimientos sociales crecientes expresan su desencanto e “indignación” ante las circunstancias económicas de los países, que han favorecido a los actores financieros en desmedro del resto.

Las gentes reclaman mayor coordinación de las políticas sectoriales nacionales con la voluntad política local y regional y con el ordenamiento participativo de sus territorios en función de la sostenibilidad colectiva en el largo plazo y de la coevolución con la naturaleza, en un mundo finito amenazado por el consumo excesivo y el afán de acumulación de riqueza privada en el mas corto plazo posible.  Un nuevo concepto, que concreta muchos de los criterios de sostenibilidad y de verdadero desarrollo a nivel de la gente y los territorios se llama justamente “desarrollo territorial sostenible”. Es en lo local, las regiones y  lo municipal que se sienten más los efectos de procesos de globalización y de cambio climático y es allí en donde se deben coordinar y convertir en sinergia los esfuerzos sectoriales de todos los niveles: nacional, regional y local para  resolver el bienestar y la esperanza de la población con ella.


Economía “Verde” y Contabilidad  de la Sostenibilidad
La relación entre la economía y la naturaleza, entre economía y el “ ambiente”, entendido como las relaciones entre la sociedad y su ecosistema requiere una reflexión específica. La economía ha afrontado este reto desde dos escuelas y aunque se llama “Economía Verde”  tiene matices con fuertes diferencias; mientras que la vertiente de la “economía ambiental” enfatiza en la  internalización de costos ambientales no registrados en las transacciones de mercado , su racionalidad responde al principio que la suma de la optimización y maximización del beneficio y satisfacción individual resulta en el bienestar colectivo; asume que todos los actores participan con  plena información y autonomía y competencia y que los precios son el mejor registro y prueba de equilibrio entre la oferta y la demanda. La realidad ha demostrado que no es así. Si bien la economía ambiental permite incorporar algunas “externalidades” y ponerles precio, deja por fuera muchos aspectos y tiene el riesgo de monetizar todos los valores de la sociedad, sometiéndolos a la tentación de volverlos negocios que excluirían a los menos pudientes y a las culturas de no acumulación, como las indígenas.

La otra vertiente, la de la “economía ecológica” parte de una concepción interdisciplinaria más universal que nos recuerda que  la actividad socioeconómica está inmersa en los ecosistemas de un globo terráqueo  finito y que  en la medida en la cual crece la población y la transformación de la naturaleza bajo un modelo altamente intensivo en el  uso y desperdicio de energías fósiles y de materiales y el consumo indiscriminado,  sin límites,  la naturaleza pierde la capacidad de soporte para la civilización. Esta aproximación naciente requiere de mayor maduración pero apunta en la dirección correcta. Algunos aportes como los de la politóloga y premio nobel Elinor Ostrom, que nos recuerda que los arreglos comunitarios y colectivos pueden ser más eficaces que la propiedad privada para la protección y uso sostenible de los recursos naturales indican la enorme potencialidad de los enfoques alternativos a la sociedad de mercado, cosumo y desperdicio ilimitados.

Ambas aproximaciones de la economía deben servir para cambiar el rumbo. La economía ambiental provee herramientas y estrategias concretas de solución parcial como los impuestos y estímulos ambientales, pero no puede servir de “patente de corzo” para mercantilizar innecesariamente todos los atributos y servicios de la naturaleza, alejando así a los mas pobres de su disfrute. La economía ambiental  no contempla la relación fundamental de dependencia de la sociedad en la naturaleza,  por que su enfoque, además de ser antropocéntrico, es profundamente restringido a los actores sociales con capacidad de pago; una gran proporción de la sociedad no tiene la capacidad de participar en los mercados y por lo tanto no decide en un mundo crecientemente afectado por las decisiones de los mas adinerados y poderosos. Sin embargo, sirve para incorporar servicios ambientales como los de los campesinos cuenca arriba cuando protegen el agua de los usuarios urbanos cuenca abajo.  Hay discusión profunda acerca de la intencionalidad de la economía verde como el instrumento real de cambio social y ambiental en un modelo de desarrollo que ha privilegiado el mercado y la concentración del poder económico y del conocimiento. La economía ecológica, nacida más recientemente, está en evolución hacia modelos y herramientas con  enfoque hacia el biocentrismo en pro de la misma humanidad que requieren entender mejor la coexistencia de modelos de mercado y de  bienestar colectivo.


Innovación Social y una Nueva Cultura
La red global de organizaciones y movimientos sociales urbanos y ambientales, participa masivamente en la Cumbre de los Pueblos por la Justicia social y ambiental y la Asamblea permanente de los Pueblos, contra la mercantilización de la vida y la naturaleza y en defensa de los bienes comunes, que se realiza en Río de Janeiro, Brasil, del 15 al 23 de junio de 2012, de manera simultanea   en esa misma ciudad, de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sustentable (Río+20) . Es indudable que se requiere una nueva actitud ciudadana y política que sea capaz de pensar más  y de apostar más por  lo colectivo  y sobre la naturaleza de manera más solidaria, que recoge planteamientos como el de “más estado en el mercado y menos mercado en el estado” para balancear más la sociedad pero que va mas allá al reemplazar una visión antropocéntrica que plantea que la naturaleza le pertenece a los humanos y como conjunto inferior de la vida puede ser manipulada y dispuesta de cualquier manera, por una visión mas ecocentrica, en la cual la humanidad reconoce el papel y el valor de la naturaleza, en la cual está inmersa y se comporta de manera radicalmente diferente. La cuestión no es adoptar una posición política de la década de los setenta, sino requiere una nueva posición; una nueva visión del mundo, en la cual la ética personal comprenda la responsabilidad por los demás, humanos y no humanos, por todo el ecosistema,  de una manera mucho mas profunda que la simple discusión sobre la propiedad de los bienes de producción.

La Seguridad agroalimentaria, el ahorro y uso eficiente de la energía y las energías sostenibles; la construcción participativa de ciudades mas ecoeficientes e incluyentes asociadas a sus regiones circundantes; la minería verdaderamente responsable social y ambientalmente, supeditada al ordenamiento territorial participativo e integral; la inclusión de la naturaleza y lo ambiental en las cuentas nacionales y en decisiones económicas y la reforma institucional de las autoridades ambientales para convertirlas de simples controladores reactivos a proponentes y exploradoras de nuevas formas de transformación sostenible de los ecosistemas, de ecotecnologías que logren mejor calidad de la vida asociado a mayor respeto de las funciones naturales, bajo criterios de conocimiento , investigación e innovación, alejándolas de los intereses partidistas y personales; la construcción permanente de legislación ambiental y social más progresiva,  contribuyen eficazmente a la  construcción de la paz entre los humanos y con la vida diversa en todas sus formas, a la coevolución social con la naturaleza y los animales a la coexistencia de diferentes culturas y posiciones políticas,  al uso respetuoso de los recursos ; el consumo consciente y la producción y el consumo responsable  como temas centrales. El reto es el de lograr la coexistencia de diversas visiones culturales y económicas y la coevolución con la naturaleza, para lograr verdadera sostenibilidad; ello requerirá revisar todos los modelos políticos y económicos existentes bajo la condición de su mejoramiento mediante las vías de la democracia participativa.  

Lenta pero inexorablemente, el mundo avanza hacia una nueva cultura, hacia una nueva civilización con una ética diferente a la predominante actualmente. El camino es difícil y  complejo por la desigualdad social, por los intereses egoístas y por la desinformación a nivel planetario. La  globalización no solo debe tener rostro humano; debe ser más justa y  responsable con el planeta y la vida, tarea que requiere más decisión y generosidad para construir una civilización superior y más sabía.  El dialogo que se propone va mas allá de lo partidista; es político porque requiere una nueva posición ciudadana ante el futuro de la humanidad, la vida y el país y la generación a mediano plazo de un gran pacto verde planetario.


Propuestas de Objetivos de Desarrollo Sostenible

En el caso de Colombia, ante la propuesta que hizo el país a RIO+20, es necesario aportar Objetivos consecuentes de Desarrollo Sostenible. Al respecto, creemos que los siguientes temas críticos deben dominar la agenda de estos objetivos, bajo una estrategia en la cual coincidan varios criterios y fines de equidad, innovación (tecnológica y social), productividad, resiliencia y sostenibilidad; estos objetivos deben adoptarse por el país, independientemente de si tienen acogida o no en Rio+20.

1.      Seguridad Agroalimentaria y agroecología para contribuir a detener el cambio climático,  adaptarse a condiciones más secas, propiciando las asociaciones y cooperativas de productores campesinos, apoyadas en compras estatales para los hospitales, colegios y escuelas y comedores comunitarios. Los países deben proponerse una meta creciente del porcentaje de producción agropecuaria bajo prácticas de agricultura ecológica y modelos silvopastoriles de mayor producción por hectárea a la vez que mayor cobertura vegetal. Diversas experiencias demuestran que la agroecología puede producir cantidades equivalentes y además proteger mas los ecosistemas y disminuir el cambio climático y sus efectos. De manera muy importante, el país debe comprometerse radicalmente a disminuir los 40 millones de hectáreas dedicadas actualmente a la ganadería extensiva ,muchas de las cuales están en zonas de otra vocación ( agrícola o forestal), gracias a que contamos con paquetes tecnológicos como los de Sistemas Silvopastoriles, que logran incrementar en dos o tres veces la cantidad de semovientes por hectárea a la vez que mejoran la cobertura vegetal y el clima local gracias a la siembra masiva de arbustos fijadores de nitrógeno que permiten el ramoneo del ganado.

2.      Protección de la Biodiversidad, Restauración de  Ecosistemas y Ecotecnologías. Una de las estrategias más promisorias y rentables socialmente es la recuperación de los ecosistemas y de sus funciones ecológicas y ambientales; la biotecnología se enfoca en la manipulación de organismos individuales mientras que la ecotecnología se enfoca en entender el funcionamiento de múltiples especies asociadas en simbiosis y cooperación; está demostrado el costo de afectar los ecosistemas; la creación de indicadores de disminución de la pérdida de cobertura vegetal y  de recuperación y creación de ecosistemas debe ser uno de los logros de Rio + 20. Colombia tiene en este punto un gran reto. La gráfica siguiente resume elocuentemente la evolución de las “olas de innovación”, en las cuales Colombia tiene gran potencialidad y oportunidades en la sexta, naciente, relacionada con la química verde, la imitación de los ecosistemas, las energías renovables, especialmente basadas en viento, sol, biodigestión, la nanotecnología y la eficiencia, ahorro y reemplazo de energías y materiales.

 

3.      Energía y Movilidad ecoeficientes   para lograr disminuir la huella ecológica y de carbón de todas las sociedades, asociadas a la promoción de nuevas tecnologías y modalidades de movilidad y de producción y consumo energético. Los países deben comprometerse  a metas diferenciadas y porcentajes crecientes de energías alternativas e innovativas, ambiental y socialmente benéficas y  sistemas de movilidad masivos y compartidos que permitan mayor satisfacción social con menos consumo. El reciclaje, la reutilización, los “ciclos virtuosos” deben primar. Sistemas masivos y solidarios, como el automóvil compartido deben ser la regla y no la excepción, El uso de microalgas, de residuos agrícolas y de todos los métodos que imiten o superen la naturaleza para la generación de alternativas energéticas debe explorarse bajo la visión de ciclos de nutrientes completos. De hecho, países como China, Alemania y algunos estados de los Estados Unidos se han propuesto metas ambiciosas en energías alternativas y lo están logrando.



4.     Ciudades y Regiones armónicas y Sostenibles.  Las ciudades son uno de los retos más grandes para la civilización sostenible;  un urbanismo más denso e integrado socialmente con multiusos armonizados para minimizar la exclusión y discriminación y la necesidad de desplazamientos físicos ; los servicios públicos ecoeficientes;  todo enfocado a disminuir la “huella ecológica” en las regiones circundantes y abastecedoras y a hacerlas parte integral de la visión de coevolución y coexistencia armónica con la naturaleza y los animales, son criterios y metas inaplazables; indicadores de consumo de energía y recursos per cápita, de distancia diaria recorrida y de participación de los sistemas masivos de transporte, de integración social, de inequidad, cobran enorme importancia para medir si compartimos los bienes comunes en esta generación y a la vez preservamos para las siguientes dichas oportunidades. De manera inaplazable las diferencias entre el campo y la ciudad deben disminuir en reconocimiento de la equidad y de la interdependencia campo-ciudad . La pobreza, en asociación a la exposición al riesgo, deben ser indicadores de la sostenibilidad de la sociedad. Una sociedad será mas sostenible solo en la medida en la cual su gente sea menos pobre y menos expuesta a los riesgos, y ello implica que los ecosistemas estén en mejores condiciones.

5.     Amazonia : Región Estratégica Universal
Dentro de esta visión integral, las macroregiones como la amazonia y los territorios afrocolombianos  cumplen un papel muy diferente al de las regiones mas relacionadas con el mercado y la tecnología “occidental”; son regiones principalmente dirigidas al mantenimiento de la vida en todas sus expresiones culturales y naturales en una nación biodiversa, plurietnica y multicultural y de  factores como el clima, de interés global; cualquier acción dentro de dichas regiones significa afectaciones tanto a las culturas locales como al balance mundial; La soberanía nacional en coordinación con la autoridad territorial de los pobladores ancestrales debe gobernar la  intervención en ellas, que es diferente a la del interés de los mercados globales y convencionales. Los indicadores y metas deben reflejar la satisfacción local y el mantenimiento de las funciones propias de estas regiones. A su vez el cambio global las afecta. La humanidad debe hacer el acuerdo de conservarlas, protegerlas y promoverlas como regiones de economías y culturas diferente a las predominantes bajo la condición del reconocimiento de las autoridades territoriales, tanto nacional como regional.

6.      Contabilidad Verde y Economia Sostenible son un imperativo; debemos retomar las propuestas de Naciones Unidas  y las de la OECD y construir y aceptar cuentas mas completas del desarrollo, que trasciendan por fin la visión del crecimiento e incorporen la degradación de los ecosistemas, la contaminación ambiental, el deterioro de las condiciones sociales, la inequidad social y de género y la dificultad de acceso a oportunidades y garantías de seguridad y vida tranquila y feliz. Los sistemas nacionales, territoriales, sectoriales, públicos y privados deben cumplir requisitos crecientes de incorporación de todos los factores de costo y beneficio social y ambiental asociados a sus actividades. Se deben incluir las estimaciones del valor económico de los aportes de la naturaleza a la sociedad, sin intervención humana[1]. Una vez que tengamos estas cuentas, servirán para tomar mejores decisiones acerca del modelo de  desarrollo y avanzar hacia un verdadero Desarrollo Territorial Sostenible. La economía ecológica debe ser un referente fundamental en la construcción de estas cuentas, porque hemos sobrepasado la “capacidad de carga” de los ecosistemas naturales[2] y hemos alterado la variabilidad climática y el clima global, que está aumentando. De la misma manera, de manera pragmática y decidida debemos incorporar todos los impuestos, multas, tasas e incentivos económicos ambientales, eliminando otros los subsidios como los de los combustibles fósiles, disminuir los impuestos relacionados con el ingreso y el empleo personal.

 


7.      Impuestos y Empleo Verde  para corregir los daños y prevenir los riesgos ambientales incentivando energías alternativas, restauración de ecosistemas, mitigación y adaptacion al cambio climático;. Los recursos generados por los impuestos, tasas y multas ambientales deben ser aplicados a  ecotecnologías e innovación social para la sostenibilidad cultural y natural, asociados a la generación de “empleo verde” que nos permita recuperar los ecosistemas degradados, reforestar y cuidar la naturaleza y la paz tanto en las ciudades como en sitios críticos. Las disminuciones de impuestos al trabajo o el emprendimiento o las que se hagan a los aportes parafiscales relacionados con el empleo deben ser compensadas con la incorporación de impuestos ambientales en la sociedad, empezando por la eliminación de los  “subsidios” perversos a los combustibles fósiles y al consumo innecesario; el ministerio de ambiente y desarrollo sostenible debe asumir un papel mas incisivo en este tipo de propuestas. El empleo verde sirve también para construir el cambio cultural, por cuanto abre posibilidades de utilidad social que no se han popularizado.


8.      Pobreza, Ambiente y Desarrollo Sostenible;  es común afirmar que la pobreza genera degradación ambiental; en realidad el problema es mas complejo; Es la desigualdad de la propiedad de los recursos y oportunidades, la acumulación excesiva por pocos, el modelo de consumo y desperdicio infinito los que explican un “sistema mundo” que se asocia a que los de mas abajo sólo proveen recursos naturales y por lo tanto cuentan con poco poder de generación de valor agregado y los mas pudientes gastan recursos y calidad ambiental en exceso, subsidiados por el resto de la sociedad; la contaminación asociada a los automóviles de gran cilindraje y la congestión urbana son ejemplos de ello. Es necesario proveer oportunidades como las consignadas en los objetivos del milenio, pero ello no es suficiente si no encontramos realmente una calidad de vida digna para todos, en la cual compartamos la naturaleza y las oportunidades en mejores condiciones de equidad; la investigación y la innovación tanto tecnológica como social deben ser capaces de encontrar esos caminos , bajo la condición de gobiernos democráticos , participativos , eficaces y transparentes.

9.      Minería e Hidrocarburos responsables Social y Ambientalmente. La carrera despiadada de extracción de recursos del subsuelo como fuente de recursos monetarios para el país se asocia a degradación severa en algunas regiones y a “enfermedad holandesa” en general, con poca generación de empleo y revaluación de la moneda nacional, que afecta a otros sectores exportadores volviéndolos menos competitivos. Si bien la minería y el petróleo permiten generar actividad económica, esta puede ser además de “enclave” con poca trasmisión de experiencia y recursos a nivel local. Además de la prohibición rotunda de extracción de minerales e hidrocarburos en zonas ecológicas especiales como los parques nacionales y los páramos, se requiere cuestionar, en asociación con otros países proveedores de estos materiales, desde el monto de las “regalías” hasta los códigos de conducta en el proceso de extracción. Los Distritos mineros indiscriminados y la contabilización muy parcial de los efectos de la extracción generan “pasivos sociales y ambientales” significativos. La fórmula propuesta por el ministerio de energía y minas, de  asignar en  subastas públicas los bloques de exploración   a los que ofrezcan las mayores regalías, debe ampliarse a los que ofrezcan compromisos mas fuertes con la sostenibilidad y la licencia social y ambiental.



10.   Revitalización de la Institucionalidad Ambiental y de la de Ciencia, Tecnología e Innovación.  Las entidades y los sistemas de gestión ambiental han experimentado un descenso en su función y en sus responsabilidades de autoridad ambiental y de manejo de los recursos naturales. Las inundaciones severas de los últimos años enseñan a un alto costo que se requiere, además de una renovada autoridad, ordenamiento territorial y capacidad de control,  un nuevo enfoque proactivo, propositivo y explorador de caminos alternativos de desarrollo y civilización; de ecotecnologías, de maneras productivas mas sostenibles en las cuales las CARS , con los institutos de investigación ambiental y los del sector agropecuario deben asociarse para proponer y demostrar que funcionan. Se deben concertar con el sistema de ciencia, tecnología e innovación r agendas reales y ambiciosas a la vez , de nuevo conocimiento e innovación tecnológica y social que logre mayor sostenibilidad ecológica y ambiental; lo mismo a nivel de las regiones, en coordinación con lo anterior. De la misma manera, con los demás sectores.
Un ejemlo de ello es , como ya se mencionó brevemente,  la investigación aplicada sobre sistemas silvopastoriles, desarrollada en los últimos años en algunas regiones colombianas, que está demostrando que se podría elevar hasta cuatro veces la productividad ganadera ( de 1.2 reses por hectárea a 5.3, al mismo tiempo que se aumenta la biomasa, se protege el suelo y crece la biodiversidad) asociado a la posibilidad de disminuir la extensión de la ganadería en el país; esto permitiría rescatar cienagas desecadas para aumentar la producción pesquera y  zonas montañosas para la reforestación. Lo importante es lograr que los adelantos científicos lleguen a los campesinos y ciudadanos mas pobres también.
La autonomía de las CARS no debe ser independencia ni separatismo; en una madurez institucional real, la cooperación y las sinergias son la estrategia mas inteligente del desarrollo sostenible, en una visión de convivencia de diferentes culturas en el mismo territorio nacional caracterizado por su megabiodiversidad, plurietnicidad y multiculturalidad

El sistema nacional de ciencia, tecnología e innovación ha sido marginal y sesgado hacia temas convencionales y por lo tanto debe comprometerse mas con una aproximación del  del desarrollo mas endógena y propia  y ser mas proactivo en la exploración de los nuevos caminos de la sostenibilidad . las metas e indicadores en estos campos deben registrar el porcentaje de inversión y producción científica y tecnológica alternativa e innovativa en los sectores, enfocada a la mayor sostenibilidad y equidad social y ambiental y en el cambio de patrones de producción y consumo de la sociedad; de manera fundamental, debemos avanzar en la dirección de cambiar las exportaciones de materias primas por el de productos, servicios y bienes mas elaborados y sostenibles, con  modelos innovadores e inclusivos que tienen en cuenta de manera muy importante la minima alteración negativa de los sitios donde extraen dichos recursos y la participación de la población en las oportunidades de progreso. Es urgente lograr la modificación de los usos del suelo actuales en Colombia, hacia usos más compatibles con la vocación real de nuestro territorio y la importancia de aportar conocimiento apropiado e innovación tecnológica y social al desarrollo, para que sea realmente equitativo, justo y  respetuoso de las relaciones ecológicas,  para que sea sostenible.

Todos los sectores deben construir una agenda de gestión ambiental y del conocimiento e innovación para el desarrollo sostenible, sobre lo cual se propone la siguiente agenda con sus indicadores y metas.

           
Parametro
Indicador
meta
Seguridad y Salud Agroalimentaria
% ciudadanos con alimentación sana y segura
100% en 15 años
Agricultura Sostenible
% agricultura bajo practicas sostenibles
25% en 5 años
Minería Sostenible
% actividad concertado Social y ambientalmente
100% en 5 años
Minería Sostenible
% territorio restaurado satisfactoriamente
100% al terminar la actividad
Energía Sostenible
% energía renovable
10% en 5 años
Energia y Ciudades  Sostenibles
% ahorro y uso eficiente energía
% disminución tiempo pasajeros
% Reciclaje
15 % en 5 años
20% en 5 años
50% en 5 años
Restauración Ecosistemas Críticos
% Ecosistemas críticos restaurados
100% en 10 años
Economia Verde
% subsidios perversos eliminados
100% en 5 años
Cuentas de la Sostenibilidad
%cuentas nacionales  ajustado ambientalmente
100% en 5  años
Empleo Verde
% empleo con orientación desarrollo sostenible
5% en 5 años
Impuestos, tasas, multas e Incentivos verdes
% sectores en funcionamiento
Todos los sectores en 5 años
Amazonia
% territorio bajo Desarrollo Territorial Sostenible
100% en 10 años
Pobreza y  desigualdad
% disminución Gini
10% en 10 años
Instituciones ambientales y de D.S
% desempeño Institucional alto
100%en 3 años
Ciencia, Tecnología e Innovación
% PIB
1.5% en 5 años
Innovación Social
% proyectos con innovación social
10% en 3  años
Participación Ciudadana
%  proyectos y CARS con presencia sociedad civil
100%  en 2 años


 



[1] Robert Constanza y su equipo3 presentaron el valor económico aproximado de los servicios ambientales de 17 grandes ecosistemas mundiales señalando que su monto podría ascender en promedio a 36 trillones de dólares de 1998, con un estimativo alto de 56 trillones, mientras que para ese mismo año, la producción mundial bruta fue de 39 trillones.

[2] En lo referente a la capacidad natural de conversión de CO2 en material vegetal por la fotosíntesis; estamos en un 150%  de dicha capacidad.

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