Carlos Hildebrando Fonseca Zárate
Consultor Gestión de
conocimiento, innovación y sostenibilidad integral
El alcalde Petro propone “Bogotá
Basura Cero” para Bogotá, lo cual significa
generar menos y recuperar muchos más materiales “desechables”. Lograrlo encierra un gran
potencial económico y sobre todo un gran potencial social. La forma en que
abordemos su recolección y
transformación definirán la verdadera
sosteniblidad social , técnica ,ambiental
y económica de la propuesta.
Las ventajas tangibles mas importantes son menor uso de materiales vírgenes , menos impacto ambiental, mas ganancias empresariales,
menores costos de recolección y , sobre todo la posibilidad de la integración
real de los recicladores y recuperadores de manera digna a
la sociedad , que nos han subsidiado durante muchos años. Desafortunadamente, los recicladores tuvieron que luchar mucho
legalmente (Cali y Bogotá por ejemplo) debido a la pobre percepción de la sociedad
acerca de su contribución; Es la oportunidad de hacer mas justicia con ellos, acogiéndolos
como socios importantes en las empresas recuperadoras, sin aplazar mas la
justicia social y económica con ellos. No se puede pensar convencionalmente en
este asunto, porque es la oportunidad de innovación social en la cual desde los
habitantes de cada hogar , los empleados de cada planta industrial , oficina o
centro comercial sientan que participan en esta gran empresa.
Hay muchos materiales para incorporar: La universidad Distrital preparó para la secretaria distrital de
movilidad el “Plan de gestión integral
de las llantas, aceites lubricantes y baterías usadas” que identifica grandes oportunidades: La trituración de las llantas y su adición a los
asfaltos es la mejor opción por que alarga
la vida útil de los pavimentos en dos o tres veces, disminuyendo
significativamente la congestión y el deterioro de los vehículos; La obligación de
alargar la vida útil de los aceites lubricantes automotores a 10000 kilometros, la re refinación y la introducción
gradual de los filtros ultraeficientes (que permiten que el aceite dure mas de
300000 kilometros como lo atestiguan 200
buses de transmilenio y mas de 1500 tractomulas, busetas y motores
estacionarios en colombia) tendrían un
efecto ambiental y social muy importante, por el mejoramiento de la calidad del
aire y del agua al disminuir la combustión de llantas y aceites y de su
disposición en las corrientes de agua. En el caso de las baterías, aunque el
sistema de “logística inversa” funciona
crecientemente, los grandes márgenes de ganancia y la existencia de numerosas
empresas informales que no cumplen con
las normas, indica la factibilidad de una producción de baterías en Bogotá que sea
la base para la estrategia de acelerar
la conversión a vehículos eléctricos.
Los escombros, que constituyen un gran problema actual, especialmente
por su disposición indebida en cualquier sitio oscuro o no vigilado, y que se
relacionan mucho con las carretas tiradas por caballos e incluso por humanos,
plantean una buena oportunidad; las experiencias de profesores como el
ingeniero Alejandro Salazar en la Universidad del Valle y el arquitecto Carlos
Duica en Bogotá, indican que podemos recuperarlos en nuevos insumos de
construcción u otras posibilidades.
Requerimos una solución que trascienda los mercados convencionales: la
gran oportunidad es la de transformar
definitivamente la vida de los recuperadores y recicladores informales garantizando
su participación real en las empresas que hacen esa labor fundamental para la
sociedad. El reemplazo de los vehículos de tracción animal y humana por
mototriciclos operados por los recicladores, como lo han hecho otras ciudades,
la obligación y compromiso de todos los sectores de aportar desde la fuente, la separación, clasificación
y preparación adecuada para su recolección y la inclusión real de los
recicladores como socios del reciclaje empresarial serán la demostración de la
verdadera innovación social de la “basura cero” en Bogotá , que garantizará que
jamás algunos vuelvan a llamarlos “desechables”.
Para ello, podemos diseñar un gran sistema y red de recolección con
centros de acopio como los actuales en las diferentes localidades y un gran
“parque del reciclaje” en el relleno sanitario de Doña Juana, en el cual pronto
se acabará su vida útil, para organizar varias empresas que se encarguen de
transformar las llantas viejas en polvo para asfaltos y granos para las canchas
de futbol de los barrios; plomo en nuevas baterías; escombros en nuevos
materiales de construcción; viejos electrodomésticos y aparatos electrónicos en
materiales y metales valiosos; compostaje de los residuos domésticos
putrescibles con bacterias diseñadas en las universidades; todo ello aprovechando el gas metano
proveniente de la descomposición de los residuos para generar electricidad que
active los molinos que deben romper todos los residuos.
Mas interesante aún, el parque del reciclaje podría ofrecer acciones
para la venta, para que los ciudadanos nos convirtamos en sus socios, aportando
tanto en dinero como en especie nuestra participación; la secretaría de
movilidad haría una buena inversión al financiarles a los recuperadores de las
carretas de tracción humana y equina los mototriciclos eléctricos , que
servirían como el aporte de ellos al negocio del reciclaje integral. Las
universidades serían socias del parque, puesto que desplegarían conocimiento e
innovación en sociedad con empresas y entidades y mantendrían la dinámica de
nuevos usos y productos de los residuos sólidos; un buen negocio social.
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